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jueves, 24 de enero de 2008

Aquella mañana

El embrujo de las águilas de acero penetraba por las densas nubes que propiciaba el humo. Después de algunos destellos lo vi aparecer, al principio creí que se trataba de algún funeral militar de alguien importante, pero enseguida un grupo de nubes se empezó a ordenar a manera de un tubo. Era como un pasadizo o un túnel que mostraba el otro lado del humo espeso. De pronto empezaron a aparecer una a una y de manera imponente y asombrosa 3 aparatos voladores con forma de plato. Salí a la calle, la histeria hacia de las suyas por todos lados, el rostro de la gente sumido en la desesperación, a lo lejos en el valle se podía divisar el resto de la ciudad con algunos edificios sumidos en llamas. Me quede paralizado por unos segundos hasta que reaccione y lo primero que vino a la mente fue “ahora si, ya empezó”.
Corrí de regreso a casa y llame por teléfono a mi padres, cuando mi madre contesto el teléfono sentí un gran alivio que se fue desvaneciendo al tiempo que escuchaba del otro lado de la línea sus gestos de angustia.
“¿Hijo estas bien, donde estas? ¿Ya vienes hacia acá?”
Tuve que sacar cordura de no se donde y le dije a mi mama en tono tranquilo”no te preocupes estoy bien, cálmate, cuéntame que es lo que sabes”
- En realidad no se que es lo que esta pasando, mejor te paso a tu papa para que el te explique mejor.
Mi padre no se escuchaba mucho mejor, aunque jamás en la vida le note asustado, esta vez supe inmediatamente de que a pesar de tratar de mantener la cordura en su interior su corazón sentía escalofríos.
-Hola hijo, es un caos, no hay noticias, no hay canales de televisión disponibles para sintonizar. En la radio no se escucha nada y hasta he sacado la radio vieja de la bodega para sintonizar onda corta, solo logre sintonizar un radio aparentemente francesa, tu hermana dice que entiende que hablan de una invasión que es la tercera guerra mundial.
Yo no se quien invade ¿Pero que mierdas vienen a hacer acá a un país pequeño como este? Donde estas, ven acá, en estos momentos es mejor que la familia esté unida.
“voy hacia allá papa”
Colgué el teléfono, saque de su escondite los cigarros que 6 meses atrás escondí para dejar de fumar, y me encendí uno. Me quede estático. La ciudad rugía y sabia que salir a la calle era una cuestión de vida o muerte, pensé en llamar otra vez y decir que era preferible quedarme aquí.
Nock, nock
El sonido me saco de mis pensamientos, me levante, me puse nervioso y por un segundo pensé que no podía confiar
-¿Quien es?
Abre soy yo Marcela.
Algo en su voz, se me hizo tan familiar y abrí la puerta.
Cuando lo vi me di cuenta de que jamás en mi vida había conocido a Marcela, pero su voz no dejaba de sonarme familiar y algo en mi confió ciegamente y le deje pasar al apartamento. Creo que debió notar la expresión de susto que surgía de mi rostro, cerro la puerta
-Tranquilo Arturo, ya pronto te podré explicar todo. Por ahora tienes que confiar en mí.
Vamos al baño, ¿tienes tina?
-No.
- Esta bien vamos bajo la regadera.
Me quede estupefacto ¿que diablos íbamos a hacer nosotros a la regadera?
Encendió la llave y cuando el agua empezó a caer sobre nosotros me miro y me dijo vas a sentir un cosquilleo extraño, no te preocupes, es natural, sonrió y por primera vez pude notar de que era una mujer bastante atractiva, saco un aparato que escondía en su sostén me dirigió una ultima sonrisa y presiono el botón.
Sentí un cosquilleo en absolutamente cada rincón de mi cuerpo. En realidad no me sorprendió tanto pues me hizo pensar en la sensación que daba fumar una planta llamada Salvia Divinorum. En milisegundos el cosquilleo paso a ser otra cosa, pero completamente indescriptible, era como disolverse en partículas infinitas, de pronto sentí no ser solo estar y poco a poco empecé a sentir una solidificación un poco asfixiante, un temblor, luego humedad y una sensación de despertar, me percate de pronto que estaba en una tina y que el agua caía desde una regadera, pero ya no era mi regadera, me levante abruptamente y Marcela solo me vio y sonriendo me dijo “relájate, es normal, a todo el mundo le pasa así la primera vez”.
Salí de la tina mientras ella me proporcionaba una toalla y ropa seca toda de color rojo
- Anda sécate ponte esta ropa te esperamos afuera.
¿Te esperamos? ¿Quien más estaba aquí? Mirando hacia el piso note que sus pasos se empezaban a dirigir a la puerta, levante la mirada lentamente y no pude evitar cierto tipo de excitación al notar sus largas piernas y su pequeña cintura. Me empecé a sentir ridículo pensando en este tipo de cosas dadas las circunstancias. Me deshice de mi empapado vestuario y empecé a secarme y a vestirme con la nueva ropa. Observe el baño y no me pareció que hubiera nada fuera de lo normal. Me vi en el espejo y solo pude pensar en una pregunta ¿Qué esta pasando? que sistematicamente se fue convirtiendo en El embrujo de las águilas de acero penetraba por las densas nubes que propiciaba el humo. Después de algunos destellos lo vi aparecer, al principio creí que se trataba de algún funeral militar de alguien importante, pero enseguida un grupo de nubes se empezó a ordenar a manera de un tubo. Era como un pasadizo o un túnel que mostraba el otro lado del humo espeso. De pronto empezaron a aparecer una a una y de manera imponente y asombrosa 3 aparatos voladores con forma de plato. Salí a la calle, la histeria hacia de las suyas por todos lados, el rostro de la gente sumido en la desesperación, a lo lejos en el valle se podía divisar el resto de la ciudad con algunos edificios sumidos en llamas. Me quede paralizado por unos segundos hasta que reaccione y lo primero que vino a la mente fue “ahora si, ya empezó”.
Corrí de regreso a casa y llame por teléfono a mi padres, cuando mi madre contesto el teléfono sentí un gran alivio que se fue desvaneciendo al tiempo que escuchaba del otro lado de la línea sus gestos de angustia.
“¿Hijo estas bien, donde estas? ¿Ya vienes hacia acá?”
Tuve que sacar cordura de no se donde y le dije a mi mama en tono tranquilo”no te preocupes estoy bien, cálmate, cuéntame que es lo que sabes”
- En realidad no se que es lo que esta pasando, mejor te paso a tu papa para que el te explique mejor.
Mi padre no se escuchaba mucho mejor, aunque jamás en la vida le note asustado, esta vez supe inmediatamente de que a pesar de tratar de mantener la cordura en su interior su corazón sentía escalofríos.
-Hola hijo, es un caos, no hay noticias, no hay canales de televisión disponibles para sintonizar. En la radio no se escucha nada y hasta he sacado la radio vieja de la bodega para sintonizar onda corta, solo logre sintonizar un radio aparentemente francesa, tu hermana dice que entiende que hablan de una invasión que es la tercera guerra mundial.
Yo no se quien invade ¿Pero que mierdas vienen a hacer acá a un país pequeño como este? Donde estas, ven acá, en estos momentos es mejor que la familia esté unida.
“voy hacia allá papa”
Colgué el teléfono, saque de su escondite los cigarros que 6 meses atrás escondí para dejar de fumar, y me encendí uno. Me quede estático. La ciudad rugía y sabia que salir a la calle era una cuestión de vida o muerte, pensé en llamar otra vez y decir que era preferible quedarme aquí.
Nock, nock
El sonido me saco de mis pensamientos, me levante, me puse nervioso y por un segundo pensé que no podía confiar
-¿Quien es?
Abre soy yo Marcela.
Algo en su voz, se me hizo tan familiar y abrí la puerta.
Cuando lo vi me di cuenta de que jamás en mi vida había conocido a Marcela, pero su voz no dejaba de sonarme familiar y algo en mi confió ciegamente y le deje pasar al apartamento. Creo que debió notar la expresión de susto que surgía de mi rostro, cerro la puerta
-Tranquilo Arturo, ya pronto te podré explicar todo. Por ahora tienes que confiar en mí.
Vamos al baño, ¿tienes tina?
-No.
- Esta bien vamos bajo la regadera.
Me quede estupefacto ¿que diablos íbamos a hacer nosotros a la regadera?
Encendió la llave y cuando el agua empezó a caer sobre nosotros me miro y me dijo vas a sentir un cosquilleo extraño, no te preocupes, es natural, sonrió y por primera vez pude notar de que era una mujer bastante atractiva, saco un aparato que escondía en su sostén me dirigió una ultima sonrisa y presiono el botón.
Sentí un cosquilleo en absolutamente cada rincón de mi cuerpo. En realidad no me sorprendió tanto pues me hizo pensar en la sensación que daba fumar una planta llamada Salvia Divinorum. En milisegundos el cosquilleo paso a ser otra cosa, pero completamente indescriptible, era como disolverse en partículas infinitas, de pronto sentí no ser solo estar y poco a poco empecé a sentir una solidificación un poco asfixiante, un temblor, luego humedad y una sensación de despertar, me percate de pronto que estaba en una tina y que el agua caía desde una regadera, pero ya no era mi regadera, me levante abruptamente y Marcela solo me vio y sonriendo me dijo “relájate, es normal, a todo el mundo le pasa así la primera vez”.
Salí de la tina mientras ella me proporcionaba una toalla y ropa seca toda de color rojo
- Anda sécate ponte esta ropa te esperamos afuera.
¿Te esperamos? ¿Quien más estaba aquí? Mirando hacia el piso note que sus pasos se empezaban a dirigir a la puerta, levante la mirada lentamente y no pude evitar cierto tipo de excitación al notar sus largas piernas y su pequeña cintura. Me empecé a sentir ridículo pensando en este tipo de cosas dadas las circunstancias. Me deshice de mi empapado vestuario y empecé a secarme y a vestirme con la nueva ropa. Observe el baño y no me pareció que hubiera nada fuera de lo normal. Me vi en el espejo y solo pude pensar en una pregunta ¿Qué esta pasando? 

1 comentario:

  1. qué está pasando?....buen cuento de ficción, puedo imaginar tus expresiones en cada escena. Me sacaste de la realidad por un momento....que locura bro, te lo fumaste grueso....
    Esto me recuerda que te voy a enviar un link de un cortometraje de ficción, con un guión literario bastante fumado, que finalmente nunca llegué a entender, si tu lo logras hasmelo saber...

    Abrazos pablito, cuidate...

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