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jueves, 17 de mayo de 2012

Los Mercaderes del Templo


Asco, tanto traficante de malas noticias, de falsas religiones, vacías de espíritu, pero rebosantes de culpa. Los que cobran venden y los que venden cobran, los mercaderes del templo vendiéndote cosas que no te sirven, pero que te pueden hacer el “milagro”. Atados a la mejor tendencia del mercadeo, el amor al prójimo no se predica. El amor no vende y no llena de televisiones los hogares para poder conectar, a todos, a un mensaje que urge formar parte de la pirámide alimenticia y seguir el designio de un todo poderoso “ser”, que se encuentra hasta allá arriba, en la punta, el gran estafador, la gran ramera, el falso profeta.

El, que te observa desde el cielo, claro que si. El, que te puede ver desde lo alto a través de la ventana de un lujoso jet, o un de un helicóptero. Te observa mientras esperas, a que quizás, se cumpla alguna profecía, una donde el todopoderoso pose sus ojos sobre tu desgracia, nuestras desgracias y las arregle todas con un guiño. Pero, mientras eso sucede, te sugiere que no olvides llenar la bolsa de la ofrenda pues no terminaras de pagar por tus pecados si no te pones al día con el diezmo. De algo tiene que vivir alguien con tan noble tarea seguramente. Así colaboras a pagar las letras de la deuda que ha adquirido él, que te quiere ver desde arriba, desde el jet, que todavía no es suyo pero que si “Dios lo permite” podrá cambiar próximamente por uno con mas brillo y mas valor que un ángel vivo.

Él, miembro del selecto grupo “jet set”, crema de la crema del reino celestial, que se yergue pisando los sueños del de abajo, que se para sobre los otros, los que se orinan en estos de mas abajo, que se cagan en las cabezas de aquellos, que están sentados sobre los mas ignorantes, que además se mueren por escuchar las palabras de esperanza que dan los de mas arriba, por que el cielo llegara algún día con la figura de ¿una empresa exitosa en un mercado lleno de oportunidades?, pues así esta escrito, en el mejor libro de motivación empresarial jamás publicado.

Pero entre mas arriba, mas esclavo y entre mas esclavo mas arriba, hasta llegar con la peste misma que se funde en un abismal agujero negro que se lo traga y acaba con todo. Un apetito voraz, bestial, descomunal y a la vez tan insignificante para el universo, porque tal vez somos menos que polvo en el cosmos. ¡Si claro! ¡Es lógico! si hubiera algo que lo conoce todo y esta en todo, seguramente necesitará guías espirituales, intermediarios para comunicarse con nosotros y seguramente por tan importante papel estos deberán de vivir como emperadores, a la altura del gusto vulgar que solo una mente parásita puede tener.

Que se invierta la pirámide, que se desplome todo sobre su punta y que se haga pedazos. De los pedazos saldrá luz nueva, para crear una esfera, donde todos los puntos estén a la misma distancia del centro, para que realmente todo fluya, se mueva y deje atrás toda la podredumbre pestilente.

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